PERIPLOS NANCYEROS

Cuándo descubrí que no conservaba ninguna muñeca de mi infancia, me propuse recopilarlas y para ello lo primero que hice fue, repartir carteles pidiendo Nancys, el primero fue a parar a la peluquería de mi madre, y el resultado fue inmediato, una de sus clientes, Rosario, le dijo que tenía una de su hija retirada en el trastero y que antes de tirarla pues que me la daba.
Mi madre me llamó para que fuera a la pelu, que tenía una sorpresa, y realmente lo fue, Rosario no solo había guardado una de las Nancys de su hija, si no tres, y mucha ropita y zapatos, fue un día de Reyes muy especial en pleno mes de Abril.



LAS NIÑAS DE ROSARIO










NANCY CONTINUA CONMIGO


Un recuerdo claro de la infancia son los juguetes, con los que pasabamos horas entretenidos, disfrutando y soñando bien que eramos enfermeras que curaban a ese muñequito que habia perdido el brazo, o una azafata que tenia prisa en arreglarse para coger el próximo avión, pues mi muñeca fue NANCY de la casa Famosa, solo tuve una, una preciosa negrita de pelo largo y liso que hace poco descubrí que se había extraviado en una de las tantas mudanzas, desde hace poco he decidido que voy a recuperar mis recuerdos y voy por muy buen camino.

Desde aqui os ire presentando mis avances en la reconstruccion de mis recuerdos.

CUENTOS DE HOY Y DE SIEMPRE - LA CENICIENTA


Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo:
- Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará. Yo velaré por ti desde el cielo, y me tendrás siempre a tu lado.
Y, cerrando los ojos, murió. La muchachita iba todos los días a la tumba de su madre a llorar, y siguió siendo buena y piadosa. Al llegar el invierno, la nieve cubrió de un blanco manto la sepultura, y cuando el sol de primavera la hubo derretido, el padre de la niña contrajo nuevo matrimonio.La segunda mujer llevó a casa dos hijas, de rostro bello y blanca tez, pero negras y malvadas de corazón. Vinieron entonces días muy duros para la pobrecita huérfana.
- ¿Esta estúpida tiene que estar en la sala con nosotras? -decían las recién llegadas-. Si quiere comer pan, que se lo gane. ¡Fuera, a la cocina!-. Quitáronle sus hermosos vestidos, pusiéronle una blusa vieja y le dieron un par de zuecos para calzado-: ¡Mirad la orgullosa princesa, qué compuesta!
Y, burlándose de ella, la llevaron a la cocina. Allí tenía que pasar el día entero ocupada en duros trabajos. Se levantaba de madrugada, iba por agua, encendía el fuego, preparaba la comida, lavaba la ropa... Y, por añadidura, sus hermanastras la sometían a todas las mortificaciones imaginables; se mofaban de ella, le esparcían, entre la ceniza, los guisantes y las lentejas, para que tuviera que pasarse horas recogiéndolas. A la noche, rendida como estaba de tanto trabajar, en vez de acostarse en una cama tenía que hacerlo en las cenizas del hogar. Y como por este motivo iba siempre polvorienta y sucia, la llamaban «Cenicienta».
Un día en que el padre se disponía a ir a la feria, preguntó a sus dos hijastras qué deseaban que les trajese.
- Hermosos vestidos -respondió una de ellas.
- Perlas y piedras preciosas -dijo la otra.
- ¿Y tú, Cenicienta -preguntó-, qué quieres?
- Padre, cortad la primera ramita que os toque el sombrero cuando regreséis, y traédmela.
Compró el hombre para sus hijastras magníficos vestidos, perlas y piedras preciosas; de vuelta, al atravesar un bosquecillo, un brote de avellano le hizo caer el sombrero, y él lo cortó y se lo llevó consigo. Llegado a casa, dio a sus hijastras lo que habían pedido, y a Cenicienta, el brote de avellano. La muchacha le dio las gracias, y se fue con la rama a la tumba de su madre, allí la plantó, regándola con sus lágrimas, y el brote creció, convirtiéndose en un hermoso árbol. Cenicienta iba allí tres veces al día, a llorar y rezar, y siempre encontraba un pajarillo blanco posado en una rama; un pajarillo que, cuando la niña le pedía algo, se lo echaba desde arriba.
Sucedió que el Rey organizó unas fiestas, que debían durar tres días, y a las que fueron invitadas todas las doncellas bonitas del país, para que el príncipe heredero eligiese entre ellas una esposa. Al enterarse las dos hermanastras que también ellas figuraban en la lista, pusiéronse muy contentas. Llamaron a Cenicienta, y le dijeron: - Péinanos, cepíllanos bien los zapatos y abróchanos las hebillas; vamos a la fiesta de palacio.Cenicienta obedeció, aunque llorando, pues también ella hubiera querido ir al baile, y, así, rogó a su madrastra que se lo permitiese.
- ¿Tú, la Cenicienta, cubierta de polvo y porquería, pretendes ir a la fiesta? No tienes vestido ni zapatos, ¿y quieres bailar?
Pero al insistir la muchacha en sus súplicas, la mujer le dijo, finalmente: - Te he echado un plato de lentejas en la ceniza, si las recoges en dos horas, te dejaré ir.
La muchachita, saliendo por la puerta trasera, se fue al jardín y exclamó: - ¡Palomitas mansas, tortolillas y avecillas todas del cielo, venid a ayudarme a recoger lentejas!:
«Las buenas, en el pucheritolas malas, en el buchecito».
Y acudieron a la ventana de la cocina dos palomitas blancas, luego las tortolillas y, finalmente, comparecieron, bulliciosas y presurosas, todas las avecillas del cielo y se posaron en la ceniza. Y las palomitas, bajando las cabecitas, empezaron: pic, pic, pic, pic; y luego todas las demás las imitaron: pic, pic, pic, pic, y en un santiamén todos los granos buenos estuvieron en la fuente. No había transcurrido ni una hora cuando, terminado el trabajo, echaron a volar y desaparecieron. La muchacha llevó la fuente a su madrastra, contenta porque creía que la permitirían ir a la fiesta, pero la vieja le dijo: - No, Cenicienta, no tienes vestidos y no puedes bailar. Todos se burlarían de ti. - Y como la pobre rompiera a llorar-: Si en una hora eres capaz de limpiar dos fuentes llenas de lentejas que echaré en la ceniza, te permitiré que vayas.
Y pensaba: «Jamás podrá hacerlo». Pero cuando las lentejas estuvieron en la ceniza, la doncella salió al jardín por la puerta trasera y gritó:- ¡Palomitas mansas, tortolillas y avecillas todas del cielo, venid a ayudarme a limpiar lentejas!:
«Las buenas, en el pucherito;las malas, en el buchecito».

Y enseguida acudieron a la ventana de la cocina dos palomitas blancas y luego las tortolillas, y, finalmente, comparecieron, bulliciosas y presurosas, todas las avecillas del cielo y se posaron en la ceniza. Y las palomitas, bajando las cabecitas, empezaron: pic, pic, pic, pic; y luego todas las demás las imitaron: pic, pic, pic, pic, echando todos los granos buenos en las fuentes. No había transcurrido aún media hora cuando, terminada ya su tarea, emprendieron todas el vuelo. La muchacha llevó las fuentes a su madrastra, pensando que aquella vez le permitiría ir a la fiesta. Pero la mujer le dijo: - Todo es inútil; no vendrás, pues no tienes vestidos ni sabes bailar. Serías nuestra vergüenza.
Y, volviéndole la espalda, partió apresuradamente con sus dos orgullosas hijas. No habiendo ya nadie en casa, Cenicienta se encaminó a la tumba de su madre, bajo el avellano, y suplicó:
«¡Arbolito, sacude tus ramas frondosas,y échame oro y plata y más cosas!».
Y he aquí que el pájaro le echó un vestido bordado en plata y oro, y unas zapatillas con adornos de seda y plata. Se vistió a toda prisa y corrió a palacio, donde su madrastra y hermanastras no la reconocieron, y, al verla tan ricamente ataviada, la tomaron por una princesa extranjera. Ni por un momento se les ocurrió pensar en Cenicienta, a quien creían en su cocina, sucia y buscando lentejas en la ceniza. El príncipe salió a recibirla, y tomándola de la mano, bailó con ella. Y es el caso que no quiso bailar con ninguna otra ni la soltó de la mano, y cada vez que se acercaba otra muchacha a invitarlo, se negaba diciendo: «Ésta es mi pareja».
Al anochecer, Cenicienta quiso volver a su casa, y el príncipe le dijo: - Te acompañaré -deseoso de saber de dónde era la bella muchacha. Pero ella se le escapó, y se encaramó de un salto al palomar. El príncipe aguardó a que llegase su padre, y le dijo que la doncella forastera se había escondido en el palomar. Entonces pensó el viejo: «¿Será la Cenicienta?», y, pidiendo que le trajesen un hacha y un pico, se puso a derribar el palomar. Pero en su interior no había nadie. Y cuando todos llegaron a casa, encontraron a Cenicienta entre la ceniza, cubierta con sus sucias ropas, mientras un candil de aceite ardía en la chimenea; pues la muchacha se había dado buena maña en saltar por detrás del palomar y correr hasta el avellano; allí se quitó sus hermosos vestidos, y los depositó sobre la tumba, donde el pajarillo se encargó de recogerlos. Y enseguida se volvió a la cocina, vestida con su sucia batita.
Al día siguiente, a la hora de volver a empezar la fiesta, cuando los padres y las hermanastras se hubieron marchado, la muchacha se dirigió al avellano y le dijo:
«¡Arbolito, sacude tus ramas frondosas,y échame oro y plata y, más cosas!».
El pajarillo le envió un vestido mucho más espléndido aún que el de la víspera; y al presentarse ella en palacio tan magníficamente ataviada, todos los presentes se pasmaron ante su belleza. El hijo del Rey, que la había estado aguardando, la tomó inmediatamente de la mano y sólo bailó con ella. A las demás que fueron a solicitarlo, les respondía: «Ésta es mi pareja».
Al anochecer, cuando la muchacha quiso retirarse, el príncipe la siguió, empezado en ver a qué casa se dirigía; pero ella desapareció de un brinco en el jardín de detrás de la suya. Crecía en él un grande y hermoso peral, del que colgaban peras magníficas. Subióse ella a la copa con la ligereza de una ardilla, saltando entre las ramas, y el príncipe la perdió de vista. El joven aguardó la llegada del padre, y le dijo: - La joven forastera se me ha escapado; creo que se subió al peral.
Pensó el padre: «¿Será la Cenicienta?», y, cogiendo un hacha, derribó el árbol, pero nadie apareció en la copa. Y cuando entraron en la cocina, allí estaba Cenicienta entre las cenizas, como tenía por costumbre, pues había saltado al suelo por el lado opuesto del árbol, y, después de devolver los hermosos vestidos al pájaro del avellano, volvió a ponerse su batita gris.
El tercer día, en cuanto se hubieron marchado los demás, volvió Cenicienta a la tumba de su madre y suplicó al arbolillo:
«¡Arbolito, sacude tus ramas frondosas, y échame oro y plata y más cosas!».
Y el pájaro le echó un vestido soberbio y brillante como jamás se viera otro en el mundo, con unos zapatitos de oro puro. Cuando se presentó a la fiesta, todos los concurrentes se quedaron boquiabiertos de admiración. El hijo del Rey bailó exclusivamente con ella, y a todas las que iban a solicitarlo les respondía: «Ésta es mi pareja».
Al anochecer se despidió Cenicienta. El hijo del Rey quiso acompañarla; pero ella se escapó con tanta rapidez, que su admirador no pudo darle alcance. Pero esta vez recurrió a un ardid: mandó embadurnar con pez las escaleras de palacio, por lo cual, al saltar la muchacha los peldaños, quedósele la zapatilla izquierda adherida a uno de ellos. Recogióla el príncipe, y observó que era diminuta, graciosa, y toda ella de oro. A la mañana siguiente presentóse en casa del hombre y le dijo: - Mi esposa será aquella cuyo pie se ajuste a este zapato.

Las dos hermanastras se alegraron, pues ambas tenían los pies muy lindos. La mayor fue a su cuarto para probarse la zapatilla, acompañada de su madre. Pero no había modo de introducir el dedo gordo; y al ver que la zapatilla era demasiado pequeña, la madre, alargándole un cuchillo, le dijo: - ¡Córtate el dedo! Cuando seas reina, no tendrás necesidad de andar a pie.
Hízolo así la muchacha; forzó el pie en el zapato y, reprimiendo el dolor, presentóse al príncipe. Él la hizo montar en su caballo y se marchó con ella. Pero hubieron de pasar por delante de la tumba, y dos palomitas que estaban posadas en el avellano gritaron:
«Ruke di guk, ruke di guk; sangre hay en el zapato. El zapato no le va,La novia verdadera en casa está».
Miróle el príncipe el pie y vio que de él fluía sangre. Hizo dar media vuelta al caballo y devolvió la muchacha a su madre, diciendo que no era aquella la que buscaba, y que la otra hermana tenía que probarse el zapato. Subió ésta a su habitación y, aunque los dedos le entraron holgadamente, en cambio no había manera de meter el talón. Le dijo la madre, alargándole un cuchillo: - Córtate un pedazo del talón. Cuando seas reina no tendrás necesidad de andar a pie.
Cortóse la muchacha un trozo del talón, metió a la fuerza el pie en el zapato y, reprimiendo el dolor, presentóse al hijo del Rey. Montóla éste en su caballo y se marchó con ella. Pero al pasar por delante del avellano, las dos palomitas posadas en una de sus ramas gritaron:
«Ruke di guk, ruke di guk; sangre hay en el zapato. El zapato no le va, La novia verdadera en casa está».
Miró el príncipe el pie de la muchacha y vio que la sangre manaba del zapato y había enrojecido la blanca media. Volvió grupas y llevó a su casa a la falsa novia.
- Tampoco es ésta la verdadera -dijo-. ¿No tenéis otra hija?
- No -respondió el hombre-. Sólo de mi esposa difunta queda una Cenicienta pringosa; pero es imposible que sea la novia.
Mandó el príncipe que la llamasen; pero la madrastra replicó: - ¡Oh, no! ¡Va demasiado sucia! No me atrevo a presentarla.
Pero como el hijo del Rey insistiera, no hubo más remedio que llamar a Cenicienta. Lavóse ella primero las manos y la cara y, entrando en la habitación, saludó al príncipe con una reverencia, y él tendió el zapato de oro. Sentóse la muchacha en un escabel, se quitó el pesado zueco y se calzó la chinela: le venía como pintada. Y cuando, al levantarse, el príncipe le miró el rostro, reconoció en el acto a la hermosa doncella que había bailado con él, y exclamó: - ¡Ésta sí que es mi verdadera novia!
La madrastra y sus dos hijas palidecieron de rabia; pero el príncipe ayudó a Cenicienta a montar a caballo y marchó con ella. Y al pasar por delante del avellano, gritaron las dos palomitas blancas:
«Ruke di guk, ruke di guk; no tiene sangre el zapato. Y pequeño no le está; Es la novia verdadera con la que va».
Y, dicho esto, bajaron volando las dos palomitas y se posaron una en cada hombro de Cenicienta. Al llegar el día de la boda, presentáronse las traidoras hermanas, muy zalameras, deseosas de congraciarse con Cenicienta y participar de su dicha. Pero al encaminarse el cortejo a la iglesia, yendo la mayor a la derecha de la novia y la menor a su izquierda, las palomas, de sendos picotazos, les sacaron un ojo a cada una. Luego, al salir, yendo la mayor a la izquierda y la menor a la derecha, las mismas aves les sacaron el otro ojo. Y de este modo quedaron castigadas por su maldad, condenadas a la ceguera para todos los días de su vida.

VERANO AZUL





Verano azul es una serie de televisión española producida en 1981 y dirigida por Antonio Mercero con música de Carmelo Bernaola. Fue rodada durante 16 meses, entre finales de agosto de 1979 y diciembre de 1980, en la localidad malagueña de Nerja. La emisión original tuvo lugar en la primera cadena de RTVE entre el 11 de octubre de 1981 y el 14 de febrero de 1982. El horario de emisión era desde las 16.05h en la tarde del domingo. Consta de 19 episodios de aproximadamente una hora de duración cada uno. Fue una serie costosa en tiempo y dinero. Entre escritura del guión, localizaciones, rodaje y montaje tardó aproximadamente tres años en estar lista para ser mostrada al público.
Argumento
Relata las aventuras de varios amigos, niños y adolescentes, en vacaciones de verano en una localidad de la
Costa del Sol andaluza. Aunque nunca se nombra dicha localidad en la serie, se trata de Nerja (Málaga).
Se trata de las aventuras de una pandilla compuesta por cinco chicos y dos chicas de diferentes edades, entre los ocho y los diecisiete años, aproximadamente, y dos adultos cercanos: una pintora y un marino retirado.
En su banda sonora se recuperan canciones como No nos moverán de
Joan Baez o El final del verano (que fue también el titulo del último episodio) del Dúo Dinámico que vuelven a adquirir popularidad entre el público más joven en España

Personajes

Principales
Chanquete (Antonio Ferrandis), viejo marinero que vive en La Dorada 1ª, un barco de pesca habilitado como casa en tierra.
Tito (
Miguel Joven), es el más pequeño de la pandilla. El actor que le dio vida, Miguel Joven, tenía sólo 6 años y medio cuando comenzó el rodaje. Compañero de Piraña y hermano de Bea.
Bea (
Pilar Torres), hermana de Tito, es la guapa del grupo, cuyo amor se disputan Javi y Pancho.
Javi (
Juan José Artero) es el líder de la pandilla. Orgulloso e independiente, choca a menudo con su padre, defensor de la mano dura y de los viejos valores.
Pancho (
José Luis Fernández) es el repartidor de una tienda de alimentación regentada por sus tíos, con quienes vive.
Piraña (
Miguel Ángel Valero) se llama en realidad Manolito, pero le llaman de este modo debido a su voracidad. Es ingenioso y culto, y compañero habitual de Tito.
Quique (
Gerardo Garrido), es el mejor amigo de Javi, situado entre los dos chicos mayores y los dos pequeños, es un personaje algo desdibujado.
Desi (
Cristina Torres), es la chica fea, inseparable amiga de Bea e hija de padres divorciados, lo que en la época era toda una novedad: es comentario habitual entre los padres de los demás chicos.
Julia (
María Garralón) es una pintora solitaria de vacaciones en el pueblo. En uno de los capítulos se revela que su soledad se debe a que dos años antes del verano que retrata la serie perdió a su marido (Carlos) y a su hija (Esther) en un accidente de tráfico.

Secundarios
Agustín (
Manuel Tejada) es el padre de Bea y Tito, hombre tranquilo y siempre abierto al diálogo con sus hijos.
Carmen (
Elisa Montés) es la madre de Bea y Tito.
Javier (
Manuel Gallardo) es el padre de Javi, hombre autoritario al que le importan mucho los negocios.
Luisa (
Helga Liné) es la madre de Javi.
Nati (
Ofelia Angélica) es la madre de Piraña.
Cosme (
Manuel Breva) es el padre de Piraña.
Frasco (
Fernando Sánchez Polack) es el dueño del bar donde suele ir Chanquete a jugar al dominó. También es uno de sus mejores amigos.
Epifanio (
Roberto Camardiel)es el alcalde del pueblo.
Floro (
Lorenzo Ramírez) es un agente de policía del pueblo.
Mercedes (
Concha Leza) es la madre de Quique.
Enrique (
Fernando Hilbeck) es el padre de Quique.
Pilar (
Concha Cuetos) es la madre de Desi, que está separada de Jorge, su marido.
Mari Luz (
Esther Gala) es la tía de Desi, que vive con su hermana Pilar y su sobrina. No soporta a su cuñado.

Episódicos
Jorge (
Carlos Larrañaga) es el padre de Desi. No se lleva muy bien con su mujer y están separados. Le gusta ir a su aire y que nadie le controle. Cuando está en su casa se pasa todo el rato discutiendo con Pilar porque le dice que sólo piensa en sí mismo.
Rafa es un chico de 17 años que conoce a Beatriz y empiezan a salir, pero por poco tiempo, ya que la pandilla se encarga de estropearlo todo.
Eva (Ira Alonso) es una amiga hippie a quien la pandilla conoce. Está esperando un hijo y su pareja se quiere desentender. La pandilla se queda sorprendida porque en esa época no era habitual tener hijos sin estar casado.
Ayo se interpreta a sí mismo. Es el dueño de un Chiringuito en la playa de Burriana, muy popular. Tiene una yegua blanca que Pancho le roba durante un rato. Él y "Tito" (Miguel Joven), fueron los únicos personajes "con texto" que eran de Nerja.
Bruno (
Gonzalo Benavides) es un cantante famoso que va al pueblo a grabar para un programa. Bea y Desi son fans de él, para desesperación de los chicos. Chanquete le conoce fuera de todo el fenómeno fan y descubre que su verdadero nombre es Antonio y que a cambio de la fama tiene que interpretar a un personaje diferente a cómo es él en realidad.

Reparto
Antonio Ferrandis era en el momento de hacer la serie un actor consagrado con una abundante filmografía a sus espaldas. María Garralón también era actriz de televisión. Las hermanas Torres habían tenido previamente alguna experiencia como actrices. Gerardo Garrido, Quique había sido actor de publicidad. Para el resto de los chicos de la pandilla Verano Azul fue su primera experiencia como actores. Conocedores de un extraordinario éxito, todos, excepto Pilar Torres (Bea), intentaron después seguir la senda artística, protagonizando papeles menores o interpretando música (Pancho y Javi, con ese nombre, formaron un efímero dúo musical; los dos pequeños grabaron asimismo un disco con el nombre Los Pirañas). En general no tuvieron mucho éxito y en la actualidad sólo
Juan José Artero sigue trabajando como actor con éxito en la serie El Comisario. José Luis Fernández, por su parte, tuvo problemas con las drogas y padece una enfermedad psiquiátrica (trastorno bipolar) que le obliga a medicarse desde 1995 [1].
En el grupo de los padres había también actores consagrados como
Manuel Tejada, Elisa Montés, Helga Liné, Manuel Gallardo, Ofelia Angélica, Concha Cuetos o Fernando Hilbeck.

Ficha Técnica
Dirección:
Antonio Mercero
Guión:
Antonio Mercero, Horario Valcárcel, José Ángel Rodero
Música:
Carmelo Bernaola
Producción:
Eduardo Esquide
Fotografía:
José Fernández Aguayo (hijo), Francisco Fraile
Intérpretes:
Antonio Ferrandis, María Garralón, José Luis Fernández, Juan José Artero, Miguel A. Valero, Miguel Joven, Cristina Torres, Pilar Torres, Gerardo Garrido...

Episodios
1. El encuentro
2. No matéis mi planeta, por favor
3. Pancho Panza
4. Eva
5. A lo mejor
6. La sonrisa del arco iris
7. Beatriz, Mon amour
8. El visitante
9. La burbuja
10. La cueva del Gato Verde
11. Las botellas
12. La bofetada
13. La navaja
14. La última función
15. El ídolo
16. El guateque de papá
17. No nos moverán
18. Algo se muere en el alma
19. El final del verano
Según figura en el parque "Verano Azul" de Nerja existía el proyecto de hacer otro episodio que nunca llegó a completarse que se hubiera titulado "La excursión" para completar un total de 20 episodios.

Repercusión
La serie tuvo un gran éxito el año de su emisión original y desde entonces ha sido vista por más de 20 millones de televidentes debido a las sucesivas reposiciones. Sus situaciones y personajes forman parte de la memoria colectiva de los primeros
años ochenta. La serie fue emitida también en toda Latinoamérica, en Portugal y en algunos países no latinos como Angola, Croacia y Bulgaria. Para los búlgaros nacidos en los 70 y los 80, Verano azul introdujo varios temas serios de la adolescencia muy inusuales en la televisión del país balcánico, como el estilo de vida hippie.
En la propia España la serie rompió con esquemas heredados de la televisión
franquista, tratando abiertamente cuestiones entonces delicadas o novedosas como el divorcio, las libertades, el derecho de protesta, la especulación inmobiliaria, el medio ambiente o los conflictos generacionales, entre otras. Fue criticada por su naturalismo, en especial por el empleo de tacos por parte de los personajes, que reflejan el modo de expresión coloquial del momento.


Reproducción de La Dorada que se conserva en Nerja

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Aprovechando el éxito de sus personajes, los actores José Luis Fernández y
Juan José Artero formaron el duo musical Pancho y Javi, de efímera duración. Del mismo modo, los actores más jóvenes, Miguel Ángel Valero y Miguel Joven, formaron el duo Los pirañas, también de corta trayectoria artística. Por su parte, el actor Antonio Ferrandis grabó un LP titulado Qué bonito es navegar...con Chanquete.

Recuerdos en Nerja
La localidad de
Nerja, donde se rodó Verano azul, ha rendido varios tributos a la serie. Así, desde el año 2001 existe la calle Antonio Ferrandis "Chanquete", el Paseo Marítimo Antonio Mercero o el Parque Verano Azul. En este último se encuentra una réplica del barco La Dorada. Igualmente algunos negocios han adoptado el nombre de la famosa serie, como unos "Apartamentos turísticos situados en la Avenida de Pescia", un Restaurante en el centro de Nerja y una agencia de viajes.

¿Qué ha sido de algunos de sus protagonistas?
Antonio Ferrandis (Chanquete); trabajó después de la serie en varias películas como "Volver a empezar" (1982, ganadora del Oscar a mejor película extranjera), "Memorias del General Escobar" (1984), "Requiem por un campesino español" (1985), "Jarrapellejos" (1987, con la que estuvo nominado al Goya), o "P.u.t.a. miseria" (1987). En Televisión participó en series como "Clase Media" (1987), "Primera función" (Capítulo: "La dama de Alba", del 19 de Enero de 1989), "El Séptimo Cielo" (Capítulo: "Apartamento 797: "La tolerancia es un don del cielo", del 11 de diciembre de 1989), "Del Miño al Bidasoa" (1990), "Tango" (1992) y "Juntas pero no revueltas" (Capítulo: "La competición", del 22 de enero de 1996). Falleció el 16 de octubre de 2000 en el hospital Quirón de Valencia a los 79 años de edad, por problemas cardio-respiratorios.
María Garralón (Julia); participó tiempo después en otra de las series más famosas de la pequeña pantalla, "Farmacia de Guardia" dando vida a María de la Encarnación, guardia urbano e inseparable compañera de "el Sargento Romerales" dónde puso de moda la frase: "¡¡Para dentro Romerales!!". Poco después, y durante unos 60 episodios, María se convirtió "Rosi", la cuñada de el Fary en esa tan popular serie "Menudo es mi padre". Algunos de los actores pasaron poco después a formar parte del reparto de uno de los colegios más conocidos, el "Colegio Azcona" de "Compañeros" dónde María daba vida a "Rocío", la conserje del Azcona, un poco cotilla... pero con un corazón de oro. El cierre del colegio tuvo lugar después de 9 temporadas en el año 2002. Se retiró durante un tiempo de la pantalla, y después de casi cuatro años de ausencia, pudimos volver a disfrutar de sus actuaciones en "El Comisario" dónde dió vida a "Elvira", la señora de la limpieza de la tienda de "Elo" que parece estar involucrada en un asalto; o en "Aquí no hay quien viva" interpretó a "La señorita Marga" que trabajaba en la guardería de "Ezequiel" y tuvo una relación bastante "tormentosa" con Mauri cuando éste era pequeño. En cine, en el 2000 se estrenó "No te Fallaré", película basada en los chicos de "Compañeros" varios años después de dejar el colegio. Después participó en "El Chocolate del loro" daba vida a Mayte, madre de Emilio, quién está preparando unas oposiciones. Ha hecho también varios cortos para apoyar el cine español joven como "Perro" (2003), de Manuel Feijóo, "Naufragos" (2005), de Christian Martin, junto a Nuria Fergó, Aure Sánchez o Ana Chávarri, o "Mejor Sólo" co-protagonizándolo con Miguel Rellán, en el año 2006. En teatro después de más de diez años, María ha vuelto a sus inicios, el teatro, dónde ha dado vida a "Rosa" en "La Bella Dorotea" (de Miguel Mihura) junto con Victoria Vera, o "La venganza de la Petra", obra representada durante cinco meses en el teatro "La Latina" de Madrid, junto con Silvia Gambino, entre otros. Desde Septiembre del 2007 hasta Diciembre del 2008 , María ha estado en plena gira teatral con "La familia del chivo Froilán", una obra de teatro de Jesús Bonilla, la cual ha compaginado (hasta noviembre del 2008) con las grabaciones de la serie de Telemadrid 'Dos de Mayo: libertad de una nación', dónde interpreta a 'Doña Catalina', compartiendo escenario con Miguel Rellán, Cesáreo Estébanez o Carmen Morales, entre otros.
Juanjo Artero (Javi); lo intentó como músico, pero no tuvo éxito y siguió su carrera como actor. Ha intervenido en diferentes películas como "Nosotros en particular" (1985), de Domingo Solano; "Futuro perfecto" (1986), de Antonio del Real (cortometraje); "Oficio de muchachos" (1986), de Carlos Romero Marchent; "A la altura de los ojos" (1988), de Miguel Ángel Sánchez; "El río que nos lleva" (1989), de Antonio del Real; "Ovejas negras" (1990), de José María Carreño; "Por fin solos" (1994), de Antonio del Real; "Corazón loco" (1997), de Antonio del Real; "El conductor" (1998), de Jorge Carrasco; o "Brasil" (2001), de Francisco Javier Gutiérrez. Pero su consolidación vino, como sus inicios, del mundo de la televisión gracias al papel del policía "Charlie" Márquez en la serie "El comisario", iniciada en 1999. Participó en otras series como "El gran secreto" (1989); "Por fin solos" (1995) y "Los negocios de mamá" (1997) y en diferentes episodios de otras series como "Turno de oficio" (1987); "Primera función" (1989); "Le grand secret" (1989); "Canguros" (1995); "Hospital Central" (2000); o "Siete Vidas" (2004). También ha participado en diferentes obras de teatro, entre las que destacan "Por amor al arte" (2003); "Don Juan Tenorio" (2005); "Mirando hacia atrás con ira" (2005); "Nina" (2006) o "Seis lecciones de baile en seis semanas" (2007), con Lola Herrera. Actualmente reside en Pozuelo de Alarcón (Madrid).
Pilar Torres (Bea); durante la grabación de la serie se enamoró de un cámara llamado Carlos de las Heras, tras este suceso la actriz sufrió un constante acoso por parte de la prensa y decidió retirarse del mundo del espectáculo. Ella y Carlos tuvieron un hijo y cierto tiempo más tarde se casaron. En la actualidad trabaja como Auxiliar de enfermería en el
Hospital Central de la Defensa, en Madrid (antes Hospital Gómez Ulla). Es hermana en la vida real de Cristina Torres (Desi).
Cristina Torres (Desi); trabajó como actriz en películas como "Hundra" (1983) o la comedia juvenil "A tope" (1985). También participó en el telefilm "Uma Outra Ordem" (1991) y su último trabajo fue en el largometraje "Linda Sara" (1994). Un tanto desengañada por no conseguir buenas oportunidades, decidió abandonar la interpretación y trabajar como Auxiliar de enfermería en el mismo hospital que su hermana Pilar, el antiguo Gómez Ulla, de Madrid, ahora Hospital Central de la Defensa. Es madre de una hija de 16 años.
Miguel Joven (Tito); trabajó junto a Miguel Ángel Valero (Piraña), en dos films: la comedia familiar de Mariano Ozores "Padres no hay más que dos" (1982), protagonizada por Andrés Pajares y Fernando Esteso y "Chispita y los gorilas" (1982), de Luis María Delgado, con Macarena Camacho. Ambos también formaron el dúo musical "Los Pirañas", grabando el single "Comer, comer". Actualmente trabaja en el
Hotel Villa Flamenca, de Nerja como recepcionista. Nacido en Alemania de padre español y madre alemana ha vivido casi toda su vida, desde los 3 años, en Nerja (Málaga) y es uno de los nerjeños más conocidos y queridos en su pueblo. Está casado y su mujer se llama María. Miguel será padre por primera vez en 2009.
Miguel Ángel Valero (Piraña); a parte de protagonizar los largometrajes antes citados junto a Miguel Joven y de formar parte del dúo musical "Los Pirañas", en solitario participó en la película infantil "Buenas noches señor monstruo" (1982) de Antonio Mercero. También colaboró en varios sketches del programa "La bola de cristal" y su última incursión como actor fue en la película "El rollo de septiembre" (1985). Tras esa experiencia, Valero se apartó del mundo profesional del espectáculo, centrándose en sus estudios de Ingeniería de Telecomunicación y posteriormente Doctor Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, donde participó activamente en el grupo de teatro universitario "No Es Culpa. El 11/09/2001 defendió su tesis doctoral titulada "Modelo de provisión de servicios interactivos de telemedicina en el hogar sobre redes de banda ancha" obteniendo la calificación de sobresaliente cum laude. Fue dirigida por María Teresa Arredondo Waldmeyer. El 9 de octubre de 2007 juró su cargo como profesor titular en Ingeniería Telemática en la Universidad Politécnica de Madrid. En la actualidad es miembro del Departamento de Ingenieria y Arquitecturas Telemáticas (DIATEL) de la Universidad Politécnica de Madrid. Según sus propias palabras, sus alumnos a veces silban la sintonía de "Verano azul", antes de comenzar sus clases. Está casado y tiene tres hijos; una hija nacida en el otoño de 2000, un hijo varón nacido en 2003, habiendo nacido su tercer hijo recientemente. Además ha trabajado como cooperante en Guatemala, y formado parte de la creación de dos entidades con fines sociales: La Asociación Aventura 2000 y la Fundación La Semilla.
José Luis Fernández (Pancho); también formó parte del dueto "Pancho y Javi". Durante varios años tuvo problemas con las drogas. Posteriormente abrió varios negocios aunque actualmente está desempleado y vive con sus padres. Se recupera de su adicción y mantiene buenas relaciones con sus ex-compañeros en la serie.
Gerardo Garrido (Quique); fue imagen del anuncio de nocilla de la época. Luego estudió biología, aunque nunca ejerció. Durante un tiempo montó una zapatería pero actualmente se dedica a la fotografía y tiene su propio estudio.

CUENTOS DE HOY Y DE SIEMPRE - BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS


Había una vez una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache. Su nombre era Blancanieves. A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque.
Blancanieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y troncos de árboles que la lastimaban. Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita y entró para descansar.
Todo en aquella casa era pequeño, pero más lindo y limpio de lo que se pueda imaginar. Cerca de la chimenea estaba puesta una mesita con siete platos muy pequeñitos, siete tacitas de barro y al otro lado de la habitación se alineaban siete camitas muy ordenadas. La princesa, cansada, se echó sobre tres de las camitas, y se quedó profundamente dormida.
Cuando llegó la noche, los dueños de la casita regresaron. Eran siete enanitos, que todos los días salían para trabajar en las minas de oro, muy lejos, en el corazón de las montañas.

-¡Caramba, qué bella niña! -exclamaron sorprendidos-. ¿Y cómo llegó hasta aquí?
Se acercaron para admirarla cuidando de no despertarla. Por la mañana, Blancanieves sintió miedo al despertarse y ver a los siete enanitos que la rodeaban. Ellos la interrogaron tan suavemente que ella se tranquilizó y les contó su triste historia.
-Si quieres cocinar, coser y lavar para nosotros -dijeron los enanitos-, puedes quedarte aquí y te cuidaremos siempre.
Blancanieves aceptó contenta. Vivía muy alegre con los enanitos, preparándoles la comida y cuidando de la casita. Todas las mañanas se paraba en la puerta y los despedía con la mano cuando los enanitos salían para su trabajo.
Pero ellos le advirtieron:
-Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño.

La madrastra, que de veras era una bruja, y consultaba a su espejo mágico para ver si existía alguien más bella que ella, descubrió que Blancanieves vivía en casa de los siete enanitos. Se puso furiosa y decidió matarla ella misma. Disfrazada de vieja, la malvada reina preparó una manzana con veneno, cruzó las siete montañas y llegó a casa de los enanitos.
Blancanieves, que sentía una gran soledad durante el día, pensó que aquella viejita no podía ser peligrosa. La invitó a entrar y aceptó agradecida la manzana, al parecer deliciosa, que la bruja le ofreció. Pero, con el primer mordisco que dio a la fruta, Blancanieves cayó como muerta.
Aquella noche, cuando los siete enanitos llegaron a la casita, encontraron a Blancanieves en el suelo. No respiraba ni se movía. Los enanitos lloraron amargamente porque la querían con delirio. Por tres días velaron su cuerpo, que seguía conservando su belleza -cutis blanco como la nieve, mejillas y labios rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache.
-No podemos poner su cuerpo bajo tierra -dijeron los enanitos. Hicieron un ataúd de cristal, y colocándola allí, la llevaron a la cima de una montaña. Todos los días los enanitos iban a velarla.
Un día el príncipe, que paseaba en su gran caballo blanco, vio a la bella niña en su caja de cristal y pudo escuchar la historia de labios de los enanitos. Se enamoró de Blancanieves y logró que los enanitos le permitieran llevar el cuerpo al palacio donde prometió adorarla siempre. Pero cuando movió la caja de cristal tropezó y el pedazo de manzana que había comido Blancanieves se desprendió de su garganta. Ella despertó de su largo sueño y se sentó. Hubo gran regocijo, y los enanitos bailaron alegres mientras Blancanieves aceptaba ir al palacio y casarse con el príncipe.

CUANTOS RECUERDOS - BARRIO SESAMO











El programa infantil norteamericano "Barrio Sésamo" ("Sesame Street") fue creado en 1969 por el ya fallecido Jim Henson (creador también de los famosos "Teleñecos"), se componía de una serie de sketches de humor, números musicales y contenidos didácticos, protagonizados por marionetas (La rana Gustavo, El Conde Draco, Epi y Blas, Coco, El monstruo de las galletas, Juan Olvido, Clementina, Pepe Sonrisas...). Su aceptación popular fue enorme a nivel mundial, y aún permanece en la parrilla de programación norteamericana.
Con el paso de los años, en diferentes países se hicieron versiones de este mismo programa. La versión española se estrenó en 1979 y narraba las andanzas de la gallina Caponata (Emma Cohen, viuda del actor Fernando Fernán Gómez) en Barrio Sésamo, junto a personajes secundarios como el caracol Perezgil (Jesús Alcaide) o Adela (Conchita Goyanes). Esta primera versión se mantuvo en antena hasta 1980 y se intercalaba con diversos sketches procedentes de la versión norteamericana.
Entre 1981 y 1983, dentro del programa "La cometa blanca", se emitieron algunos fragmentos procedentes de "Sesame Street". En este espacio intervinieron algunos actores que posteriormente formaron parte del reparto del posterior "Barrio Sésamo" como Mari Luz Olier, Alfonso Vallejo o Ruth Gabriel.
Aunque estas primeras propuestas funcionaron muy bien entre la audiencia infantil, en 1983 llegó la versión más recordada de este programa con el erizo Espinete (Chelo Vivares) acompañado de la amplia gama de personajes que componían a los habitantes de Barrio Sésamo: Chema el panadero (Juan Sánchez); Ana (Isabel Castro); Julián, el dueño del kiosco (José Riesgo, que ya había dado vida a este personaje en la versión de 1979); Antonio (José Enrique Camacho); su mujer Matilde, propietaria de la horchatería (Mari Luz Olier), los hijos de éstos, Roberto (Roberto Mayor) y Ruth (Ruth Gabriel). Mención aparte merece Don Pimpón (Alfonso Vallejo), ese extraño ser que nunca supimos descifrar a qué especie pertenecía realmente. Entre los personajes secundarios infamntiles también figuró Susana (Susana Osuna). Al igual que en 1979, esta versión también se intercalaba con los sketches norteamericanos de marionetas antes citados o con varios vídeoclips (a recordar la canción de "Los números", "Yo y mi yama" o "Mi galleta"). El programa fue un auténtico boom entre los telespectadores españoles, llegando a despertar la atención incluso entre el público adulto y sus canciones se convirtieron en auténticos himnos infantiles (¿quién no recuerda "Pintar sin parar", "Son de mentira", "El eco", "Soy Ana", "Panadero soy", "Está lloviendo hoy", "En el Barrio Sésamo", "Un erizo como yo" o "La canción de Don Pimpón"?) aún hoy tarareados de manera subliminal. Esta exitosa andadura televisiva se mantuvo en antena hasta 1987. En 1988 TVE 1 decidió que ya era hora de renovar la programación infantil, sustituyéndolo por un espacio mucho más cutre y menos carismático llamado "Los mundos de Yupi", causando un enorme trauma entre los que éramos niños en aquella época y del que aún hoy no nos hemos repuesto (sólo comparable a la muerte de David el Gnomo). "Barrio Sésamo se volvió a reporner a finales de los 80 y a mediados de los 90, provocando que otras generaciones de espectadores lo descubrieran.








CUENTOS DE HOY Y DE SIEMPRE - CAPERUCITA ROJA




Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo.

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas...

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca.

- A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita.

- No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.

Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.

Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.

El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.

La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!

- Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela.

- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!

- Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo.

- Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!

- Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.

El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.

FIN